lunes, 27 de octubre de 2008

Terapia 'milagrosa' a 5000 metros de altura



Conozca la terapia alpina en imágenes

Alejandra Morón Díaz
Ciudad de México


En octubre de 1998 la vida del doctor Francisco Olvera de la Rosa cambió por completo: en una revisión médica le diagnosticaron cáncer en el riñon. Los doctores le dijeron que el mal estaba muy avanzado y era inoperable, y lo peor: le quedaban sólo cuatro semanas de vida.

"El día que me diagnosticaron cáncer, el dolor emocional - el físico vino a visitarme después - fue tan grande que desbordó mi mente. Después de llorar unos días, me dije: ´¡ya basta!´, me rendí y acepté que iba a morir", comentó.

Sin embargo, la fe es lo último que se pierde y, por ello, el doctor Olvera decidió someterse a quimioterapia, radioterapias y varias cirugías, sin saber a ciencia cierta si esto le ayudaría a mejorar. La enfermedad le imposibilitaba continuar trabajando y, como muchos de los diagnosticados con cáncer, comenzó a tener úlceras en la boca, bajó de peso y se le cayó el cabello. Además, por si fuera poco, llegaron los sentimientos de rabia, miedo, impotencia y depresión.

"Cuando te dicen que tienes cáncer en lo primero que piensas es en la muerte; los pacientes a cada minuto tienen presente la posibilidad de que el fin se acerca y no sólo eso, lo experimentan en cada una de las radioterapias, quimioterapias y sus efectos, no sólo saben que van a morir, sienten que el pulso se está agotando".

La familia y su apoyo son elementos muy importantes y valiosos para los enfermos de cáncer, y las terapias psicológicas ayudan un poco más a sobrellevar la enfermedad en los hospitales. Sin embargo, para el doctor Olvera el entorno en el que se encontraba en el hospital, en donde veía a otros enfermos y escuchaba sus experiencias sobre este padecimiento hacían que el dolor y la depresión fueran más profundos.

"Luego de tres meses mejoré y aunque para los médicos debí haber muerto, lo mío fue casi como un milagro, ya que cánceres tan avanzados como el que yo tenía, en etapa 3-4, sólo el 0.001 por ciento se revierte y el mío estaba en esa etapa, así que empecé a planear mi muerte".

Aún así, su mentalidad lo ayudó a soportar y a seguir adelante con su tratamiento. Poco después fue dado de alta y regresó a su casa, a las cercanías del volcán Iztaccíhuatl, en donde recordó sus épocas de alpinista, deporte que desde siempre le ha fascinado y quiso subir a él nuevamente, como muchas veces lo había hecho.

Consciente de la enfermedad de su esposo, Yolanda, su mujer, trató de disuadirlo de ir a la montaña y escalarla, pero la insistencia del galeno fue tanta que luego de varias negativas lo tuvo que llevar a las faldas del volcán. La majestuosidad, belleza del paisaje y el simple hecho de verse en otro entorno, espacio y perspectiva lo hicieron dar sus primeros pasos y enfrentar sus limitaciones físicas.

Donde comienza una nueva vida


"El primer año de tratamiento mi esposa Yola me llevaba al volcán Iztaccíhuatl. Yo no podía caminar pero me bastaba con contemplar los paisajes, las puestas de sol. La vista de las estrellas era mucho más hermosa que en muchas otras tantas noches, cuando las contemplaba como un alpinista sano y en plenitud. Me he preguntado muchas veces si el gran maestro tiene que ser el dolor. No lo sé. Solo sé que yo aprendí con él y eso es lo importante".

Durante su recuperación, el doctor Olvera asegura que la montaña le ayudó a practicar la habilidad de estar presente plena e intensamente aquí y ahora, es decir, vivir cada momento con plenitud, con un nivel de conciencia profundo.

Así, y luego de cuatro años de ir a la Mujer dormida, como se le conoce al Iztaccíhuatl, se decidió llevar a tres pacientes de cáncer a la montaña, luego fueron seis, siete hasta que se formó un grupo bastante amplio. Fue entonces que nació la Terapia Alpina.

"A veces ni siquiera los llevaba a caminar, simplemente a ver el paisaje; nos sentábamos a contemplarlo y sin querer fue que nació la Terapia Alpina. La mayoría de los que íbamos expresábamos nuestro sentir, muchos me decían, ´oye, yo no creo en Dios, pero aquí lo siento´ y lo que no podían decir en el hospital o en el Instituto Nacional de Oncología lo decían ahí, en el Iztaccíhuatl".

En ese lugar, frente al Popocatepetl y en las faldas de la Mujer dormida, los pacientes narran sus experiencias frente al cáncer, lloran, se desahogan y se fortalecen. El estar en un entorno muy distinto al de un hospital, lleva a un cambio de actitud frente a una enfermedad dolorosa que a cada minuto les va robando la esperanza de continuar.

Uno de los principales objetivos de la terapia, es ayudar a los pacientes a transformar su sufrimiento a través del contacto intenso con la naturaleza, en un camino de iluminación, de paz interna y de aceptación ante el diagnóstico de cáncer, "incluso hay enfermos que se deprimen fácilmente y que suben por primera vez al Iztaccíhuatl y experimentan armonía, confianza y fe en ellos mismos", comenta Olvera de la Rosa.

Y añade: "La Terapia Alpina es una más de muchos caminos existentes que ayudan a paliar, aliviar y enfrentar el cáncer. La terapia alpina ofrece la perspectiva de que todo reto trae un nuevo y más profundo sentido para vivir. Invito a todos quienes buscan nuevos caminos de salud, paz interna y aceptación, a conocer esta terapia. Lo peor que puede pasar es que la caminata no les agrade. Lo mejor, es que puedan descubrir un método de cambio, de conocimiento y liberación".

Por ello, cada año se realiza una caminata de 'alpinistas' que desean sanar el cáncer y que es convocada por el doctor Francisco Olvera de la Rosa. En ella participan alpinistas capacitados, médicos, socorristas de la Cruz Roja Mexicana, familiares y amigos de los enfermos. Este año se llevará a cabo la VIII caminata el 6 de diciembre y puede participar todo aquel que esté interesado en esta terapia -enfermos o no- y que desee compartir sus experiencias y vivencias al lado del grupo.

Cinco mil metros

Ante la admiración de la ciencia médica mexicana, el doctor Olvera sobrevivió a tres diagnósticos de desahucio. Para él, su sanación se debe a sus constantes caminatas por el volcán Iztaccíhuatl, las cuales se han convertido en un modelo terapéutico para pacientes de cáncer, cada vez más difundido.

Por ello, la productora Disvox se interesó en la Terapia Alpina y comenzó a crear el documental Cinco mil metros que narra el ascenso de cinco personas, sobrevivientes de cáncer, en búsqueda de inmortalidad; no de la ausencia de la propia muerte sino de la experiencia de ser parte de algo perenne y más amplio que la vida individual, una cumbre más allá del sufrimiento y el miedo.

Cinco Mil Metros muestra cómo la 'actitud del alpinista' permite trascender el miedo a la vida y a la muerte, y revela posibilidades antes inimaginables para vivir de maneras extraordinarias, incluso ante los retos más dolorosos.

Además, las imágenes del documental muestran el peculiar ascenso a cinco mil metros sobre el nivel del mar, en el volcán Iztaccíhuatl, México, que tuvo lugar en noviembre de 2006. Actualmente, el proyecto se encuentra en el inicio de la etapa de post producción, es producida por Eugenio Paoli y dirigida por Cristina Ramiro- Monroy.

NOTA: Esta es una versión que puede ser consultada en TERRA MAGAZINE.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Ale!!

Sabes, me encanto tu página, la verdad me agrada el periodismo, y contiene cosas muy padres (me hubiera gustado estudiar comunicaciones o algo así.. tengo una historia no tan parecida pero en su momento te la cuento) de hecho algunos amigos y familiares que también son reporteros de algunas televisoras... pero bueno, harina de otro costal.

Soy originario del DF pero actualmente radico en Sn nicolás de los Garza, Nuevo León, mi nombre es Emmanuel Herrera y me agradaría tener comunicación contigo, claro si así lo deseas. Quedo a tus ordenes a: tottiemmanuel@hotmail.com

Saludos Ale y felicidades pro la página.